El cambio de provincial de España celebrado en la mañana de hoy en el colegio Nuestra Señora del Recuerdo ha respirado mucha serenidad en el provincial entrante, Antonio España SJ y mucho agradecimiento hacia el provincial saliente, Francisco José Ruiz Pérez SJ.
El lugar elegido para este cambio fue el colegio que Antonio España SJ ha dirigido los últimos cuatro años. Le acompañaron su madre y varias hermanas y familiares y numerosas personas, jesuitas y laicos llegados de muchos puntos de la provincia.
Antonio España SJ, presidió la ceremonia junto a su predecesor, Francisco José Ruiz Pérez SJ, el asistente de Europa Meridional, Joaquín Barrero Díaz SJ, el delegado para la Tercera Edad, Cipriano Díaz Marcos SJ y el provincial de Portugal, José Frazão SJ. Y fue concelebrada por muchos jesuitas, todos ellos revestidos de rojo, por la celebración de la memoria de San León Ignacio Mangín SJ, María Zhu Wu y sus compañeros mártires de China.
La ceremonia comenzó con una monición de entrada de Cipriano Díaz Marcos SJ, en la que pidió al Padre que “conceda a Antonio su Espíritu de sabiduría y prudencia y a toda la provincia, laicos, laicas y jesuitas, la disponibilidad necesaria para construir con él la misión de Cristo desde nuestras tareas e instituciones”. Asimismo agradeció a Francisco Ruiz Pérez su servicio prestado durante años y “su constante entrega y su permanente alegría”.
Después, el socio de la provincia, José María Bernal SJ, leyó la patente donde se anunciaba el nombramiento por parte del P. General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa SJ, del nuevo Provincial, Antonio España SJ. Y continúo la eucaristía.
La jefe de formación del colegio, Almudena Egea, leyó la primera lectura (Sabiduría 3, 1-9), el jesuita Núbar Hamparzumian el Salmo (130) y el asistente, Joaquín Barrero SJ, el Evangelio (Lc 12, 4-9).
Amor, bondad, unión e inspiración
Comenzó su homilía Antonio España SJ agradeciendo a Dios la nueva tarea encargada y señalando que “esta misión no la esperaba y tampoco la quería”. Reconoció no saber nada del oficio de provincial, ni conocer muchos lugares y personas de la Provincia, ni varias de sus lenguas. Pero, “a pesar de todo esto, puede ser que Dios esté detrás de este misterio” y lo importante es “ponerme a servir la misión de la Iglesia y de la Compañía”. Explicó su sentido del liderazgo, para el que ha sido llamado, parafraseando a Ghandi, quien creía que los líderes de hoy son personas que “unen e inspiran”. Y recordó que en las Constituciones SJ (nº 735), después de enumerar las varias características que debe poseer un provincial Ignacio dice “si faltaran algunas… que no falte la bondad y amor a la Compañía de Jesús”. Por eso, para él este liderazgo pide, tanto bondad y amor como unir e inspirar.
No será, para Antonio España, una labor única, “sino de todos nosotros”, en esta misión de la Iglesia y de la Compañía de Jesús. Mencionó las dificultades ante las que nos encontramos en esta tarea, como el contexto plagado de increencia; la secularización visible e invisible, “que entra en nuestras casas casi sin darnos cuenta” y la injusticia. Reconoció el valor del gran laicado comprometido de la Provincia y pidió “que busquemos el bien más universal, la prudencia y el discernimiento”, así como modos de estar disponibles a lo que la Misión nos pida.
Al hilo de las lecturas, recordó el provincial cómo el P. Arrupe se sintió en manos de Dios (1ª Lectura), y pidió que aprendamos a confiar en Dios, por dentro y por fuera: “La clave de esta gracia de Dios, de esta sabiduría es aprender a confiar, confianza para buscar por dentro y también para ver por fuera donde puede encontrarse Dios”. Aludiendo al Evangelio pidió superar temores (¡No tengáis miedo!) y exponernos en la vida como se expuso Jesús. Terminó, desde el agradecimiento a Dios, pidiendo “hacer posible la cercanía de Dios al mundo en nuestra vocación personal, en el trabajo que desarrollamos, en la familia con la que compartimos la vida y en la Misión de la Iglesia y de la Compañía que Dios nos invita a llevar todos juntos”.
Participaron también en la ceremonia, dos compañeros de su etapa en Gijón (José Guerrero y Aurora), quienes realizaron la oración de los fieles, y presentaron las ofrendas, una de las hermanas de Antonio, María Luisa, y sus amigos Antón Baselga y Pilar La Fuente.
Merecido aplauso al provincial saliente
Antes de concluir la eucaristía, Francisco José Ruiz SJ dirigió a los asistentes una acción de gracias donde recordó todos los dones que la integración de provincias ha traído a los jesuitas y laicos y sigue trayendo. “El don de la unión nos ha puesto a todos en lo que le va siempre a la gracia de Dios: en llevarnos a ese espacio y ese tiempo donde se produce el encuentro con los demás y donde nos vemos concernidos unos por otros”, que nos ayuda a “aceptar que, en realidad, somos parte unos de otros”. Pero es que además “el don de la unión tiene dentro de sí el don de la comunión”. Para el ya ex provincial, de todos estos años de andadura de encuentro entre las provincias “quizás lo más importante que queda es que ha ido fraguándose un suelo de bendición: la amistad en el Señor”. Por eso agradeció a Dios, no el haber permitido una nueva organización como provincia, sino que esa organización esté siendo una comunión “por la que nos conocemos más, nos reconocemos más y nos descubrirnos en la amistad en el común Señor de nuestras vidas”
Por último, el asistente, para sorpresa del ya ex provincial, leyó una carta de agradecimiento del P. General Arturo Sosa, hacia su labor y su persona donde le reconoció numerosas virtudes en su camino de liderar la Provincia. Quiso ser “un sentido mensaje que quiere hablar el idioma de la gratitud”. Con él Arturo Sosa deseó mostrar su “reconocimiento a tantos años de trabajo desinteresado por la Compañía, de entrega sin concesiones a la tarea de integrar varias provincias, con historia y personalidad tan diversa, y de consolidar como un solo proyecto apostólico”, haciendo serenamente la transición que pretendía la Compañía. Quiso también agradecer de forma específica: “Tu siempre fiel información, tu disposición a pedir consejo y a escuchar las sugerencias invitadas desde este gobierno (…), tu amabilidad y carácter templado, tu habilidad para crear un ambiente distendido con los colaboradores (…) tu esfuerzo por llevar adelante decisiones, frecuentemente, nada fáciles”. Estas actitudes tuyas, concluía el texto “revelan un fuerte sentido de Compañía que ha brindado a muchos de nosotros, que regamos codo a codo una misma misión, a mirarla con mayor esperanza”. Después de la lectura se produjo un prolongado aplauso de todos los asistentes hacia Francisco José Ruiz SJ.
Al finalizar la ceremonia, los asistentes disfrutaron de un aperitivo en el patio cubierto del colegio.
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